Las dos Ibizas

Mis querid@s tod@s.

He descubierto una Ibiza diferente en este mi segundo viaje a la isla blanca. Lejos del paroxismo discotequero, de calles embotadas de alcohol y tiendas de souvenirs horteras, existe la Ibiza tranquila, la de playas paradisíacas de aguas transparentes; la de suaves lomas vestidas de pinos; la de villas apartadas, blancas y sinuosas; la de ocultos caminos que llevan a rincones donde la luna llena te sorprende reflejándose en un mar apacible y que invita a sentarse en la arena y escuchar el murmullo de las olas; la Ibiza de la diosa cartaginesa Tanit, representación de la Madre Tierra y de la fertilidad; la de los lentos atardeceres que llenan de colores un cielo siempre despejado, de música, de velas e incienso.

Una isla en la que encontrarse uno mismo, en la que descubrir una paz interior y tu perfil bueno para unas fotos en sepia. En la que encontrar buenos amigos y amigas que disfruten contigo de los últimos días de verano, esos que se pueden aprovechar para compartir copas, risas, canciones y chistes en la azotea de algún club nocturno, sin sufrir los efectos del calor sofocante.

Una Ibiza para pasear por su ciudad antigua y verse sorprendido por una orquesta al aire libre que lanza al viento música que hacía tiempo no escuchabas: o por un rincón de donde emergen aromas de especias orientales que perfuman sofisticados platos cuyas recetas proceden de lugares remotos. Un lugar para el descanso, el relax y la contemplación de la naturaleza en estado puro.

Una Ibiza diferente, que vale la pena visitar.

Salut i feina
i un bon forat
on guardar l'eina.