jueves, 27 de noviembre de 2008

Más carne y pescado

Mis querid@s tod@s.

Mi última aventura ha sido sorprendente y, a la vez, curiosa. Esta vez ha sido otro pequeño sueño que a muchos gays les gustaría cumplir: un negro de casi 2 metros de altura de fuerte musculatura, brasileño y ardiente como las ascuas. Seguramente casi tod@s vosotr@s estaréis ahora pensando si también tendría aquello que ya conocemos con un tamaño fuera de lo normal y la verdad es que no, que el mito no se cumple siempre con los negros y, en cambio, puede cumplirse con los de otros colores.

El caso es que estuvimos juntos poco rato porque el señor (porque era un señor) tenía que irse a toda prisa. Sin embargo le dio tiempo a decirme guapo dos o tres veces (desde entonces tengo el ego por las nubes, ya era hora), que se llamaba C. y era brasileño. Yo le dije que no se fuera tan rápido, que no corriera, pero él decía, señalándose el anillo del dedo anular de la mano izquierda: "me tengo que ir, me tengo que ir".

Al principio no caí, extasiado como estaba yo después de la faena, pero al decírmelo un par de veces comprendí que el tío estaba casado y seguramente lo estaban esperando en casa. Ala ! otra vez ! otro heteroflexible (como dice mi amigo M.) que también experimenta fuera del, en este caso, matrimonio.

Al cabo de los días, mientras me regocijo en el recuerdo del amplio pecho y los poderosos brazos de C., se me ha pasado por la cabeza una pregunta: ¿ estaría casado el negrazo con una mujer o con un hombre ? Quizás nunca lo descubra, aunque me dijo que visitaba el lugar donde nos conocimos con frecuencia, el muy guarro... A lo mejor voy y lo visito yo también.

Salut i feina
i un bon forat
on guardar l'eina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero se le notaba buen mango o que? :D